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#04 • Febrero 2010 Año I Arte Artistas Cultura Fundadores Jorge Luis Borges

Xul Solar

por Enrique Espina Rawson / Fotos: archivo y Iuri Izrastzoff
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Xul Solar

Xul Solar fue el nombre con el que Oscar Agustín Alejandro Schulz Solari decidió ser conocido. Era 1916 y estaba en París. Había nacido en 1893 en San Fernando, provincia de Buenos Aires, hijo de Emilio Schulz Riga, de origen alemán y de Agustina Solari, italiana.

De vuelta a nuestro país, se vincula a las vanguardias literarias de Buenos Aires, y colabora entre 1924 y 1927 como ilustrador de Martín Fierro, la famosa revista de Guiraldes, Brandan Caraffa y Borges, entre tantos otros. Precisamente es Borges quien repara en la singularidad de este hombre, que con seriedad germánica se manifestaba como un conocedor de las religiones y de las ciencias ocultas, pintor, músico, creador de cosmogonías, inventor de idiomas, y astrólogo.

Sin duda fue Borges quien más contribuyó a la notoriedad de Xul, a quien consideraba un genio, aunque muchos sospechaban que en algunas ocasiones había algo de sorna detrás de sus encendidas alabanzas. Lo cierto es que Xul Solar decía haber inventado la panlengua, una especie de esperanto que debía ser prontamente adoptado por los terráqueos para superar sus diferencias, el pancriollo, para el habla española y el panajedrez, que debía jugarse en un gran casillero de colores, con referencias astrológicas. También modificó el sistema musical, al adaptar el teclado de un piano a la escala cromática. No podríamos dar fe si estos inventos constituyeron sistemas, y si estos tuvieron continuadores. Suponemos que no.

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Su obra de pintor, de difícil clasificación, obedecía a la extravagancia de sus creencias. Podría, por cierto, inscribirse en el surrealismo, pero a la inocente complejidad de sus pequeños cuadros de cromatismo intenso le correspondería más bien la denominación de pintura fantástica.

Hay extrañas máquinas voladoras, con hélices inmóviles, en medio de ciudades sin apoyatura física, banderas, signos que parecen obedecer a códigos esotéricos y algunos personajes sin entidad, casi maniquíes aquí y allá. Se ha señalado, no sin razón, similitudes de su obra con la de Paul Klee. Borges admiraba su pintura, y es sabido que con sus primeros sueldos de la Biblioteca Miguel Cané compró un cuadro de Xul que, en retribución por el gesto, le regaló otro. Desde ya que en ese tiempo, la pintura de Xul no tenía la cotización actual.

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En verdad, Borges veía lo que veía en su amigo, pero más allá de su aprecio intelectual o artístico, fundamentalmente lo unía el cariño que, por cierto, era recíproco.

Notoriamente, JLB cortó terminantemente relaciones con los pocos amigos o conocidos de su círculo que adhirieron al peronismo. Sin embargo continuó su íntima relación con Xul, a pesar de haber tenido este ciertas simpatías con el gobierno de Perón, lo que constituye una evidente prueba del hondo afecto que los unía.

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Esta amistad se mantuvo inalterable hasta la muerte de Solar, ocurrida en 1963. Su obra ha sido constantemente valorizada en las últimas décadas, y hoy sus cuadros integran prestigiosas colecciones de nuestro país y del extranjero.

Su casa de Laprida 1214, es, desde 1993, el Museo Xul Solar.—FXBA

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