Fervor x Buenos Aires

Santa Fé 2108

Su estructura superior podría ser la cabina de mando vista desde las cubiertas del “Normandie”, del “Cap Arcona” o del “Conte Biancamano”. Pero no flota. Es de cemento y está anclado desde hace más de sesenta años en la esquina de Santa Fe y Junín.

Es un magnífico edificio racionalista de Casado Sastre y Hugo Armesto, responsables de tantas obras de ese período que añoramos, sucesor sin desmerecimiento del suntuoso neoclásico de décadas anteriores.

La blanca mole se desarrolla principalmente sobre el lateral de Junín, ocupado en su nivel inferior por locales comerciales, si bien su entrada corresponde al 2108 de Santa Fe. El granito negro pulido y las dobles puertas de acero confieren a la recepción un marco de muy equilibrado balance de sobriedad y elegancia sin aparatosidad, que se acrecienta al ingresar al largo palier enchapado en madera que conduce a los ascensores del primer y segundo cuerpo, también de puertas e interiores revestidos. Un reloj eléctrico empotrado-símbolo de la modernidad- preside desde la altura el mostrador de recepción -hoy vacío-, en el que imaginamos al portero uniformado de otrora.

Las fluorescentes luces veladas surgen de paneles laterales, novedad de la época denominada como neo-lux, y quienes esperan tienen la comodidad de sillones adosados a las paredes cercanas al último ascensor.

La esquina se resuelve, a nivel de los pisos, en una curva que otorga ductilidad y gracia al enorme edificio, que a partir del séptimo piso va disminuyendo su superficie hasta la planta superior, también curva, que corona la obra junto a dos torretas, una rectangular y otra, no podía ser de otra manera, semicircular. Estas dos salientes con algo de torres de observación, alguna abertura tipo ojo de buey y la coronación que acabamos de señalar, le confieren a este noble edificio-tan clásico de Buenos Aires- esa romántica impronta naval de los imponentes y legendarios trasatlánticos que arribaban habitualmente a nuestro puerto.

Decíamos que está anclado en Junín y Santa Fe. Pero tal vez, si tuviera chimeneas…